Total Force

Total Force es la película que siempre desearás saber como ha llegado a tu casa. Es más, desearás saber como la pudieron doblar al castellano. Es más, te preguntarás que fumaron los que la tiraron hacia delante. Y lo más surrealista: ¡¡¡cómo puede tener una segunda parte!!!
El neurodisipador es un rayo láser que disparado desde un satélite puede transformar los cerebros de la gente en máquinas de matar a base de descontrolar los niveles de hormonas, especial el de la adrenalina.

Con tremendos fallos de continuidad, así como un montón de fallos de guión, personajes que aparecen y desaparecen con facilidad, el abuso de cámaras con el trípode cojo y imágenes de Stock. De las escenas de acción y las actrices, mejor aparte.

Mezclo ambas cosas porque las dos quieren aparentar y no son más que otro truño. Las ostias son dignas en la veracidad que invoca el preshing catch, así como las de tiros vemos que en realidad los balazos son petardos de pimentón. Por no hablar de las pistolas, que parecen robadas de un paint-ball de domingo que fueron los productores.

Por las chicas lo mismo. Quieren aparentar espectacularidad y en realidad vemos unas mujeres horripilantes operadas hasta el meñique. Tampoco el papel de la mujer escapa de ser en su mayoría una prostituta para servir al gobernador pagada por la compañía que juega con nuestras vidas. Eso si, hay la mala que acabará acostándose con uno de los buenos (que aparecerá y desaparecerá en un flis-flas).

Añadir, y como es normal en hollywood, el conocimiento de informática es nulo. Hackers que trabajan desencriptando con WordPerfect o que tienen los mapas en windows 3.11. También podemos ver a lo largo de la película como el material informático usado es digno de 1985 cuando el film se grabó en 1996.